Las mujeres tendrán que esperar para poder ser obispos. Veinte años después del voto histórico que posibilitó la ordenación de mujeres como sacerdotes, el Sínodo de la Iglesia anglicana ha pospuesto indefinidamente la decisión al no lograr el apoyo necesario de dos tercios entre los obispos, del clero y de los representantes laicos.
El voto estuvo precedido de un llamamiento del nuevo arzobispo de Canterbury, Justin Welby, instando a los feligreses a "acabar la labor" iniciada en 1992. Welby hizo de paso una llamada a la unidad, pero se estrelló a última hora en su primer traspiés tras su reciente nominación como 'Papa' anglicano.
Pese a los 324 votos a favor de las mujeres obispo, los 122 votos en contra frustraron la decisión histórica. Curiosamente, los obispos respaldaron mayoritariamente la decisión y fueron los representantes laicos quienes desequilibraron la balanza.
Los partidarios y detractores de las mujeres obispo celebraron dos vigilias separadas en la abadía de Westminster y compitieron también en las redes sociales con campañas a favor (Yes 2 Women Bishops) y en contra (Forward in Faith). El sector del voto negativo, próximo a la iglesia católica, hizo valer su peso dentro de la Iglesia Anglicana, aunque Justin Welby ha dejado claro que convertirá el tema en una de las prioridades de su mandato. Pese a ello, confiemos en que no prosiga el camino de alejamiento de la Iglesia católica y acepte los resultados de su iglesia democrática como un signo del Cielo.
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