Así decía un importante periodico italiano el pasado viernes en referencia al ayudante personal del Papa que ha sido detenido por revelación de asuntos secretos de Estado.
Ciertamente es preocupante, para cualquier cristiano, que sucedan estas cosas en la casa del Papa. Todo señala que esto es la punta del iceberg. ¿Que le pudo ocurrir a un hombre casado con tres hijos, persona de toda confianza del Papa desde hace años, para tirar su carrera y puesto de confianza por la borda?
A la vez han dimitido a Tedeschi (director del banco vaticano, dicho de forma sencilla). Este hombre, del Opus Dei, conocido hombre fuerte de las finanzas del banco de Santander, había dejado su puesto en esta entidad para prestar este servicio a la Iglesia en un gran gesto de amor y generosidad hacia su "madre" y hacia el Papa. Su esfuerzo se centró en que la banca vaticana siguiera los mismos protocolos de transparencia del resto de bancos europeos. ¿porqué se le ha echado de esta forma tan fulminante y denigrante? En Roma se oyen todo tipo de conjeturas.
Con todo esto la Iglesia seguirá adelante. Seguramente habrá que hacer limpieza en los rancios despachos vaticanos. Siempre es bueno de vez en cuando abrir las ventanas y hacer limpieza general. Y de todo se vale el Señor. Pero el dolor que el Papa tiene que estar sintiendo en estos momentos es ciertamente muy injusto. El que comía en la misma mesa, el que celebraba la misa privada a diario con Benedicto, el que tenía todas las llaves... el que mojaba su pan en el mismo plato: le ha traicionado. Ahora el Papa se tiene que sentir muy sólo. Ayudémoslo con nuestra oración intensa en este su Getsemaní particular.
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