El nacimiento de un romano no se limitaba a ser un hecho biológico. Los recién nacidos no venían al mundo, o mejor dicho no seran aceptados en la sociedad, sino en virtud de una decisión del jefe de familia; la anticoncepción, el aborto, la exposición de niños [abandono] eran prácticas usuales y perfectamente legales. (hoy, por el contrario, en evidente machismo que deja al padre al margen de toda implicación, quien lo decide es sólo la madre).Hay que aclarar que los romanos no establecían distinción entre aborto y anticoncepción, pues en Roma carecía de importancia el momento biológico en que la madre se desembarazaba de un futuro hijo que no deseaba llegar a tener. (hoy también muchos denuncian que el aborto se usa como medio anticonceptivo).
El no nacido carecía de personalidad jurídica o status hasta el momento del nacimiento y podía ser destruido por medio del aborto. Hay que tener en cuenta que estas creencias eran producto de los limitados conocimientos científicos de la época y de posiciones filosóficas y religiosas que todavía dudadan acerca del momento del embarazo en que tenía lugar la humanización, es decir la infusión del alma en el nuevo ser. (hoy vuelve a prevalecer esa creencia fruto no ya de religión o filosofía sino de la ideología dictatorial reinante).
A fines de la república y en los primeros siglos del imperio, a medida que la corrupción moral se iba acentuando, esta práctica alcanzó proporciones alarmantes. (hoy pasa lo mismo con un crecimiento disparado).
Juvenal sostenía que las mujeres de la plebe, a pesar de sus necesidades económicas, llevaban adelante sus embarazos, mientras que las mujeres de las clases altas recurrían a anticonceptivos o al aborto para evitarlos. (Hoy pasa lo mismo en nuestra Aldea Global si comparamos las mujeres del tercer mundo y las de los países ricos)
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